lunes, 21 de noviembre de 2011

Gutiérrez, en La Capital (I)

El suplemento de cultura de La Capital me realizó una pequeña entrevista sobre literatura y otras rarezas. Fueron ocho preguntas que aparecieron repartidas en ocho páginas. Aquí debajo les dejo la entrevista completa. La imágen es únicamente de la tapa, con eso es suficiente. Tampoco es que tenemos todo el día libre para andar escaneando.

1) ¿Qué error le molesta más advertir en un texto literario y cuál es el último que halló en el libro que está leyendo o que acaba de leer?

Es difícil responder eso, me obliga a ubicarme en un lugar incómodo. Sólo puedo decir que me molestan los textos pretenciosos, trabajar ideas gigantes y caer en lugares comunes es señal de una literatura débil. No se me ocurre nada más. En realidad sí… me molestan los lectores que desde la fiscalía del universo le corrigen los adjetivos a Kafka.

2) ¿Qué situación de su vida cotidiana encontró reflejada con sorpresiva exactitud en un libro, una película, una canción o cualquier otra obra de arte?

Esa es fácil. El mingitorio de Duchamp refleja con extraordinaria exactitud una situación de mi vida cotidiana. Y calculo que de la de muchos más.

3) ¿De qué lugar, personaje común o circunstancia en general que ofrece Mar del Plata se apropiaría para incorporarlo como pasaje central de alguna de sus obras?

Los túneles secretos que unen la Municipalidad con el Faro Punta Mogotes serían un escenario atractivo para una novela romántica.

4) ¿Cuál es el mejor diálogo que recuerda entre dos personajes de ficción?

El diálogo entre dios y el diablo en El evangelio según Jesucristo, de José Saramago, es impecable. También hay diálogos absolutos en Mafalda, cientos.

5) Si le permitieran ingresar en una ficción y ayudar a un personaje, ¿cuál sería y qué haría?

Sin duda pelearía contra los soldados junto a Tadeo Isidoro Cruz y al desertor Martín Fierro. En la desaforada llanura.

6) ¿Recuerda haber robado un libro alguna vez? ¿Cuál o cuáles?

Robé tantos libros que ya perdí la cuenta. Recientemente robé el último de Claudio María Domínguez de una librería ubicada en la calle Belgrano. Me arrepentí cuando llegué a casa, pero bueno, era el que estaba más a mano.

7) Un extraño hongo se esparce por su biblioteca y consume de manera irrefrenable los libros. Solo dispone de unos segundos para actuar y salvar a tres de ellos. Lo que usted hace para ganar tiempo es arrojar a la voracidad del hongo a otros tres libros. ¿Cuáles serían los sacrificados y cuáles los salvados?

Arrojaría al hongo a Siddharta, de Herman Hesse, El viejo y el mar, de Ernest Hemingway, y Ulises, de James Joyce. Salvaría Putas asesinas, de Roberto Bolaño, El Barón rampante, de Ítalo Calvino y el libro de Claudio María Domínguez que me robé.

8) Se le concede la extraordinaria excepción de hacerle una única pregunta a uno de sus tantos escritores predilectos. ¿Qué le preguntaría?

Me encantaría hacerle una pregunta a Platón: ¿Me estás jodiendo, no?

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